jueves, 7 de enero de 2010

A mis Padres

Dar las gracias, ¡¡decir gracias!!, es una actitud aprendida desde la cuna. La gratitud brota de acuerdo con la educación que se ha recibido en el corazón desde los primeros años. Es muy diferente dar gracias porque las tengo que dar, por compromiso o por un acto automático, a dar gracias porque fui educado por mis padres para ser agradecido y para sentir así; porque se me educó en esta actitud. La actitud es el núcleo, el centro del ser, desde ese centro escogemos actuar, desde donde nos nace tener este o aquel comportamiento con los demás. Escogemos la forma en que queremos trabajar, amar, servir, dar gracias y darnos a conocer a los otros. La forma en que una persona expresa su agradecimiento nos dice todo de ella, ya que está expresando su corazón y alma misma.

Papá (Dic 1919-Oct 2009) y Mamá (Ago 1932-Dic 2009)

MUCHAS GRACIAS!!!!!!!!


Los quiero

miércoles, 13 de mayo de 2009

A Rodrigo Rosemberg

La verdad está en la misma historia que ha de juzgar el sacrificio de un hombre digno, que anuncio su propio martirio. Rodrigo Rosemberg, vives y vivirás en la mente de quienes ahora por esta tragedia te vemos y te leemos. Que tus asesinos intelectuales y materiales se den cuenta que con un corazón justo nunca se puede, porque el timbre de tu voz, sonará a lo largo y ancho de Latinoamérica, mas allá del propio latir de tu corazón, clamando por el dolor de quienes somos avasallados diariamente por el manto oscuro del poder económico, político y social. Que caiga el peso de la ley, sobre tus asesinos cobardes.

martes, 5 de mayo de 2009

Sin miedo!!!! cambien algo

Platicando entre familiares y amigos, me he dado cuenta que es mucho mas dificil hacerle entender a un adulto que a un niño, que la cuestión de la piratería es algo malo. En días recientes he escuchado frases exculpatorias de universitarios , con maestría y doctorado, tales como: "el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra" (jajaja) o bien, una mas mexicana "No soy el único o la única" o el distintivo nacional "Que tiene?", de verdad que estamos para dar tristeza!!!
Con esto me doy cuenta que los estudios nada tienen que ver con la Educación, de ahí que el que escribe difiera con el título de la "Secretaría de "Educación" Pública ", ya que su función no es , no ha sido, y quiza, nunca sea la de educar sino la de instruir.

Educar va mucho mas allá de lo que se aprende en las escuelas, colegios y universidades.

Amig@s, no soy perfecto, pero sin embargo, me esfuerzo por hacer lo correcto, solo así, mi hijo aprenderá a hacer lo mismo, y creo que va a ser lo mejor que le pueda enseñar.

Si la piratería es lo suyo, adelante....no cambien eso, pero cambien algo que estén haciendo mal, no importa que sea, solo atrévanse a cambiarlo.

Saludos

lunes, 23 de marzo de 2009

Sonrisa de Artisto!!! si , con "O"

Desde hace algun tiempo rondaba por mi cabeza la idea de quitarme los dientes chuecos y manchados de cigarro, asi que , depues de madurar la idea.....me decidí a hacerlo.

El sábado por la mañana El Dr. González me intervino para colocarme 4 implantes !!!! ay! que dolor........no durante la operación, después de que pasa el efecto de la anestecia....se siente la boca como si te hubieras metido con un boxeador de peso completo. Pero en fin, la belleza cuesta, jajaja

Ya me siento mucho mejor, pero a pesar del reposo del fin de semana, continuo hinchado del lado izquierdo de la cara, eso si con sonrisa de artisto........pero hinchado!

una vez recuperado, pondré foto con sonrisa nueva.

salu2

jueves, 12 de marzo de 2009

Y mi cambio?

Pues que les cuento, sigue pareciéndome un atraco el hecho de que cuando vas de compras o a cobrar un cheque, la persona que te hace favor de atenderte, dé por hecho que le regalas tus centavos y no te los entrega!!!!!!! uuuuy y que ni se te ocurra hacerle ver ese insignificante detalle, por que en ese mismo instante te voltea a ver como diciendo " muerto de hambre" !!!
Y si, yo siempre se los pido o por lo menos les digo: si no me vas a dar completo mi cambio, por lo menos dime " oiga, no tengo cambio....le puedo quedar a deber 10, 20 40 etc. centavos?" Pero no, ya ni esa cortesía tienen con uno, que a final de cuentas ......es el cliente!!!! Díganme, es un robo o no?

Ya quisiera yo, ser el beneficiado de todas las transacciones en México, de esos centavos que nadie reclama.

martes, 10 de marzo de 2009

Carta de mi amigo Beto Bejar a su hija Regina.

Comparto con ustedes esta carta , misma que compartió Beto con sus amigos.

Para meditar al respecto, eh!?

Saludos.......Enrique




Vergüenza.

Perdóname.
De verdad, la vergüenza me mata.

Siento que las manos se me ponen frías y la cara me arde al verte a los ojos y saber que puedo estar fallándote tan hondo. A veces me da mucha rabia. A veces me da mucho miedo. Otras, preocupado, detecto que voy endureciéndome y un fuerte caparazón empieza a cubrir mi corazón, mi capacidad de asombro, la puntería de mis conclusiones y las valientes reacciones que deberían venir detrás.

Pero sobre todo me da vergüenza; una inmensa vergüenza contigo. Pienso en el hogar que yo recibí y no puedo creer que todo pudiera estarse cayendo a pedazos mientras yo no pretendo hacer nada para evitártelo.

¿Qué podré decirte? ¿Qué explicación intentaré darte cuando, mañana, me preguntes qué fue lo que hice para evitar que tu hogar estuviera apuntalado por violencia, por escasez, por injusticia, por terror? ¿Cómo justificaré darte una casa en ruinas? ¿Cómo? Me preguntarás qué hacía yo mientras todo sucedía. Me reclamarás porque no metí las manos por defender mi lugar y el tuyo. Y tendrás razón.

Yo recibí algo muy diferente. Tienes que saberlo. Era un lugar maravilloso ¿puedes creerlo?. Uno podía jurar que vivía en el mejor rincón del mundo. Yo corría por las calles, a veces hasta muy tarde, y no había quien pudiera hacerme daño ni de quien temiera verdaderamente. En ocasiones me regañaban a gritos cuando chapoteaba en calles que, eso sí, desde entonces se inundaban y casi siempre quien lo hacía, ponía su cariño por delante aunque no me conociera. Mis mañanas olían a azares de naranja y las estrellas llegaban con “huele de noche” que desde San Marcos impregnaron mi infancia. Me escondía entre árboles y me mojaba en fuentes que siempre estaban encendidas. El zaguán de mi casa siempre estaba abierto y mis tías salían acompañadas de un alba dorada a pedirle a la Virgen del Carmen que siguiera cuidando a la gente buena que vivíamos aquí.

Todavía pudieron llevarme a ver llegar el tren y recuerdo que lo hacía entre un ruido muy fuerte y yo me tapaba las orejas con las manos, mientras mis ojos se hacían grandes, muy grandes, de ver a esa enorme y negra ballena de metal que se abría paso entre tanta gente que la saludaba con la mano, como quien lo hace con un viejo amigo. La estación olía a fierro, a pasado y a orgullo. Me compraban un algodón de dulce y una enorme nube negra de pájaros llegaban a posarse al jardín contiguo donde me sentaba en bancas hechas con pedacitos de muchos colores.

Con mis amigos nos aventurábamos al centro y andábamos por sus calles masticando chicle y comprando calcomanías con las que llenábamos álbumes que nos vendían frente a catedral. Y nadie tenía que acompañarnos. Y tampoco teníamos que cuidarnos porque los coches se nos vinieran encima. Cualquiera nos daba el paso, el cura nos saludaba, el gendarme nos asustaba con su silbato y una viejecilla en cualquier esquina nos vendía pepitas, para que la lengua se nos escaldara y nos quedara del tamaño de un becerro.

Tomábamos agua de las llaves del parque y salía caliente, transparente y suficiente para lavar la rodilla de cualquiera que la hubiera marcado a raspones con una balaustrada de cantera. Para regresar nos llamaban a gritos, que siempre oíamos, no importa arriba de cuál árbol anduviéramos o detrás de qué macetón quisiéramos escondernos.

Los domingos comprábamos nieve en la Purísima y por la Alameda llevábamos a mi tía Leta a que se acordara de cuando había todavía más árboles, y más plantas, y más conejos y más ilusiones. Desde cualquier lado uno oía las campanas de Guadalupe, y de San Diego, y de La Merced, y nuestro corazón se entristecía un poco cada que anunciaban la misa de ocho y volveríamos a casa a merendar leche y pan, siempre y cuando hubiéramos ido a comprarlo para llevarlo a casa en una bolsa café de papel.

Mi abuela nos contaba de los espantos que desde el más allá se aparecían por las calles del panteón y de la vez que intentaron robarse a su hermana los dorados de Villa que amarraban sus caballos en la Casa de la Cultura. En aquel entonces las cosas malas no eran de este mundo ni vivían aquí. Mi abuela nos contaba de bugambilias en el pelo, de tranvías, de vueltas por San Marcos y de novios que hacían nacer versos desde sus bancas calientes por el sol y ardientes por la noche. Era un estupendo lugar, a mi Abuela le encantaba y taladró en mi corazón el encanto de su cielo, de su tierra de huertas y de su sabor a guayaba.

A mi me maravillaba su hermosa paz, la amabilidad de su gente, la facilidad con la que uno conocía al de al tienda y a quien te llevaba la verdura en un carretón hasta tu puerta. Por el portal anunciaba a gritos su llegada el que vendía tierra para las macetas, o afilaba cuchillos, o con un silbato, una bicicleta y una gorra gris, te llevaba noticias en un sobre.

Porque antes nos escribíamos sobre papel. Porque antes caminábamos por las calles y jugábamos en los jardines. Porque cuando yo era niño el robachicos era una amenaza que nunca vimos y no teníamos que voltear hacia todos lados por si alguien nos seguía. Mirábamos de frente y no solíamos temblar ni siquiera en invierno.

¿Te acuerdas que el otro día caminamos por San Marcos y le dimos a una ardilla de comer? ¿te acuerdas cuánto tardamos en encontrarla y cómo me entusiasmé al contarte sobre los “perros de aguas”, que eran unos pájaros muy grandes, como garzas, que gritaban como gente y volaban más alto que ninguno? Y te contaba sobre los árboles desde abajo de los cuales no se podía ver el cielo y cómo cuando llegaba la feria comprábamos confeti y bromas en “los puestos” y veíamos pasar a mucha gente sentados en la banqueta y nos regalaban raspados de tamarindo.

Pero ese día ya no había tantos árboles, ni encontramos una ardilla fácilmente, ni en la feria pudiste ir sola a comprar confeti y ya nadie te regala nada en la calle, a menos que quiera lastimarte.

Ya no puedes andar sola por la calle, ni correr por la plaza, ni andar por las calles cuando obscurece. Ya no hay puertas abiertas, ni macetas, ni atardeceres de oro y azares que puedas ver desde una balaustrada que guarde tus secretos. Ya no hay versos en las bancas ni trenes que te cimbren el corazón.

En un lugar así no solía vivir yo. Te lo juro. Todo esto no era así. No teníamos tanto miedo, ni estábamos tan tristes, ni corríamos tanto.

Perdóname. Me da mucha vergüenza. No se suponía que yo te entregara un lugar así. No fue el que me tocó recibir con tanta esperanza, con tanta alegría, con tanto orgullo de quienes vinieron antes de mí.

No sé que tanto pueda hacer. Seguramente no será mucho. Pero te juro que no me rendiré en el intento. Alzaré mi voz. Contagiaré mi buen ánimo y haré que recuerden el legado de quienes formaron un Aguascalientes diferente y que así, como es ahora, no era para ti.

Me verás batallar y me oirás resoplar del esfuerzo. Pero no me escucharás maldecir este lugar, que es mi hogar y que es el tuyo. No dejaré que te lo arrebaten porque es para ti, tal y como yo lo recibí.

Si corro con suerte y no decaigo, te entregaré el maravilloso paisaje que me acompañó por tanto tiempo, con zaguanes abiertos, y ardillas, y macetas, y gendarmes amables y campanas, y árboles y agua tibia y azares, y confeti y raspados de tamarindo y guayabas, para que tú, algún día, se lo entregues a unas manos pequeñitas que se tiendan frente a ti.

Y le contarás de tardes de ensueño y cantera, de amaneceres colorados y llenos de esperanza, de gente buena y cielo claro. Y de tu viejo, que hizo hasta lo imposible por mantener así tu hogar, el mismo que le pedirás que cuide mucho, para que exista por siempre.


Heriberto Béjar.

lunes, 7 de julio de 2008

¿Capaces o Incapaces?

"La principal tarea de una democracia es preparar personas capaces de utilizarla": Savater

La democracia es un artefacto humano, una obra de arte social: nadie nace siendo ciudadano o demócrata. Se deben forjar ciudadanos capaces de aprovechar los derechos y garantías de la democracia de una manera crítica y participativa, donde las personas sean protagonistas de la vida democrática.
"La educación es el primer gobierno que sufrimos de los otros, y nos sirve para ser capaces luego nosotros de gobernar. Se educa para ser un ciudadano y luego para la vida; la capacidad de cada cual dirá lo que una va ser dentro de la sociedad, por la sociedad y con la sociedad. Educar ciudadanos es la primera tarea política de una democracia, hay que formar ciudadanos capaces de gestionar" dice Savater.
La importancia de la educación en una democracia, se ejemplifica, poniendo a la gente a pensar en que esa persona a la que se está educando pudiese ser de quien dependería el destino de todos en un futuro, la encargada de tomar decisiones y medidas que afectarían a los demás para bien o para mal, argumentando que se debe tomar en cuenta que una democracia también los ignorantes votan.
"Un ignorante es aquel ser que es incapaz de hacer inteligibles sus demandas sociales y de entender las demandas sociales que otros le hacen, es decir, aquella persona que no es capaz de persuadir ni de ser persuadido, ese es el verdadero ignorante, el que no entiende una argumentación, el que no comprende el porqué de atender las razones o exponerlas". No hay ninguna humillación en cambiar nuestras ideas cuando hay buenas razones para ello. Ceder ante razones mejores que las que uno tiene, es la forma de un ser racional. La capacidad de argumentar, ofrecer razones, recibirlas y comprenderlas, eso es parte fundamental de la educación que deben recibir las personas dentro de una democracia.